El Arte de Volver a Ti: ¿Y si no estoy rota? ¿y si solo pienso diferente?

La sensación de no formar parte, de no funcionar como el resto, de sentir que tu cabeza va mil y tus acciones simplemente no acompañan... ¿A ti también te pasa?

4/24/20255 min read

Hay días en los que siento que todo me cuesta más de lo que "debería". No se trata solo de sentirme dispersa o de tener mil ideas al mismo tiempo. Es una sensación más profunda, más abrumadora, como si mi mente se moviera a un ritmo que el mundo no entiende, pero no culpo al mundo, la verdad a veces ni yo misma me entiendo.

Hay veces que todo se siente tan denso, tan pesado, como si fuera imposible comenzar algo y llevarlo hasta el final. Y lo más doloroso: sentir que “antes podía con todo” y ahora… ahora todo me agobia.

Si te sientes así, quizás esto es para ti.

Durante años pensé que simplemente necesitaba ser más organizada, más constante, más disciplinada. Pero también soy una mujer profundamente espiritual. Amo el tarot, la Kabbalah, el autoconocimiento. Mi mundo interior es inmenso, vivo, poderoso… y justamente por eso, a veces me resulta difícil bajar a tierra. Por eso decidí hacerme una pregunta:

¿Y si lo que me pasa no es desorganización, sino que mi mente simplemente funciona diferente?

Un día de esos en los que hasta pensar se hace agobiante, estaba leyendo sobre las personas neurodivergentes, y el párrafo que continuaba era un test de autoevaluación, un test de TDAH, (como si ya no tuviera suficientes etiquetas en mi haber). El punto es que respondí “sí” a todo. A todos esos signos sutiles, que en realidad no son tan sutiles cuando afectan tu día a día:

  • Me cuesta comenzar tareas, incluso las que me entusiasman.

  • Mi mente salta de una idea a otra sin tregua.

  • El mundo externo me distrae, pero mi mundo interno también.

  • Hacer listas me frustra.

  • Puedo estar horas pensando y no haber “hecho nada” concreto.

  • Lo peor: compararme con mi yo del pasado, cuando sentía que “sí podía”.

Este test en absoluto fue un diagnóstico, y este escrito no tiene la intención de revelarte, ni revelarme que tengo TDAH. Honestamente, no me interesa, no me cambia, no me suma y no me resta, lo cierto es que me doy cuenta que no solo me pasa a mi, que como yo habemos muchas personas sintiéndonos raros, desencajados, agobiados, y creo que con el transcurrir de los años este agobio se siente cada vez más intensamente, y no porque antes no pasara, sino porque antes podía camuflarlo mejor. Porque antes había más estructura externa. Pero cuando eres tú quien debe crearla, todo cambia.

El inicio de una nueva narrativa: no estoy rota, es que así funciono...

Esto no es un límite. Es un llamado, es un recordatorio a mi misma...Ver tanta productividad ajena, en redes, me hace cuestionarme. Pero elijo verlo como la señal que necesitaba para elegir herramientas que honren mi energía espiritual y mi mente, sensible, agobiable, creativa. No se trata de forzarme a funcionar como los demás, sino de encontrar un sistema que trabaje conmigo, no en mi contra.

Y quiero compartirte ese sistema, por si resuena contigo:

Un plan de acción para personas intuitivas con mentes "multicolor"

1. El Plan en Espiral

Olvídate de las listas eternas. Me sirve no querer pretender hacer todo de golpe, elegir solo 3 tipos de acciones por semana:

  • Una semilla: una idea para explorar sin presiones. Ej. Quiero saber más sobre cómo funciona el tantra.

  • Una acción visible: algo que puedo concretar (aunque sea pequeño). Ej. Descargarme un libro sobre ese tema.

  • Una acción nutritiva: algo que te haga bien al alma. Ej. Darme más baños de mar esta semana.

Esto evita el agobio y te permite avanzar de forma más amable.

2. Días Temáticos

Darle un tema a cada día te ayuda a canalizar tu energía sin dispersarte:

  • Lunes de Intención: conecta con tu energía y planea suave.

  • Martes de Acción: ejecuta algo, por mínimo que sea.

  • Miércoles de Inspiración: lee, escucha, aprende.

  • Jueves de Creatividad: crea, expresa, comparte.

  • Viernes de Orden: limpia tu espacio físico o mental.

  • Sábado de Silencio: descanso y conexión contigo.

  • Domingo de Plata: descanso y desconexión total inclusive de tu propia profundidad.

3. Agenda tu energía, no tu tiempo

Mi mente no funciona bien bajo horarios rígidos, pero sí con energía. Por eso para mi es súper importante aprovechar los momentos en los que me siento más enfocada, más creativa, o con energía.… y organizar mis días en torno a esos ciclos, no en contra de ellos, oo forzarme a hacer una tarea creativa cuando simplemente no tengo ganas.

4. Usa herramientas visuales

Aunque siempre digo que no soy buena con los hábitos o los diarios, puede que simplemente no he encontrado la herramienta correcta. Yo encontré mucha calma en tener un cuaderno para "Escribir Cosas", no es rígido, puedo escribir lo que sea, ideas sueltas, meditaciones, listas de tareas, pensamientos, canalizaciones, deseos, manifestaciones, mantras, ideas de viajes , y eso lo hace perfecto, siento que me permite ser, fluir, sin márgenes, sin días, un cuaderno de lo posible.

5. Crea espacio para no hacer nada

SIn duda cuando sé, que mi día está explotado de cosas por hacer y pendientes, automáticamente siento agobiada. Para mi es muy importante tener espacio vacío. Necesito desconectarse para volver a ubicarme en mi. Programa momentos de silencio en tu día. No para “ser productiva después”, sino para escucharte con amor ahora.

No estás rota, estás desenredándote de expectativas que nunca fueron realmente tuyas

Durante mucho tiempo, intenté encajar en un molde que simplemente no era mío. Me esforzaba por cumplir con estándares de productividad, organización y constancia que el mundo me decía que eran “normales”, “correctos”, “exitosos”. Pero cada vez que trataba de forzarme a ser esa versión de mí que no sentía auténtica, algo dentro de mí se quebraba un poquito.

La frustración no venía de no hacer lo suficiente… venía de intentar hacer lo que los otros esperaban de mí, sin preguntarme si esas expectativas estaban alineadas con mi forma de ser.

Y ahí está la trampa que muchas de nosotras caemos sin darnos cuenta: nos exigimos funcionar como personas que no tienen nuestra sensibilidad, nuestro ritmo, nuestra mente multicolor.

Intentamos cumplir rutinas rígidas cuando nuestro cuerpo pide fluidez.
Intentamos ejecutar en piloto automático cuando nuestra mente necesita pausa y exploración.
Intentamos vivir linealmente, cuando en realidad somos espirales en movimiento.

Pero un día, después de tanto agotamiento emocional, te das cuenta de algo que lo cambia todo:

No eres tú la que está fallando.
Es el sistema el que nunca consideró a alguien como tú.

Y ahí empieza la aceptación. Empieza cuando decides dejar de luchar contra tu naturaleza y comienzas a diseñar una vida que se adapte a ti, en lugar de seguir intentando adaptarte tú a una vida que te ahoga.

Cuando te das ese permiso —el permiso de conocerte profundamente, de crear tus propias reglas, de organizarte con placer en lugar de culpa— todo cambia. No porque dejes de tener dificultades, sino porque por fin estás en tu propio equipo.

Dejas de medir tu valor por tu productividad.
Dejas de castigarte por no “terminar lo que empezaste”.
Y empiezas a verte como realmente eres: una mujer poderosa, sensible, inteligente, con un ritmo propio que merece ser respetado y celebrado.

Así que si hoy te sientes frustrada porque “ya no puedes con todo”, porque no logras organizarte, porque tu energía cambia sin previo aviso… mírate con ternura. Esa frustración no es una falla, es una señal. Es tu alma pidiéndote que dejes de exigirte desde un modelo que no te representa.

Porque cuando empiezas a diseñar expectativas a tu medida, algo mágico ocurre: te vuelves libre. Y en esa libertad, floreces.